La Clamidia es una infección de transmisión sexual provocada por una bacteria llamada Chlamydia trachomatis. Afecta a más de 100 millones de personas cada año.
La Clamidia se transmite de forma directa, esto quiere decir que se puede trasmitir durante las relaciones sexuales (vaginal, anal u oral) o durante el embarazo de madre al feto.
La probabilidad de contagiarse con Clamidia es de hasta un 60%.
En las mujeres, una infección de clamidia no tratada puede propagarse al útero y trompas de Falopio, causando la enfermedad inflamatoria pélvica. Esto puede provocar dolor pélvico crónico, infertilidad y embarazo ectópico.
Los hombres en general no presentan problemas de salud por la clamidia. Aunque en algunos casos se infecta el epidídimo (tubo por el que se trasladan los espermatozoides). Esto puede causar dolor, fiebre y, en raras ocasiones, infertilidad.
La clamidia también puede infectar el recto, con dolor, secreción o sangrado rectal. También puede causar infecciones oculares (conjuntivitis).
Las infecciones por Chlamydia en etapa temprana suelen causar pocos o ningún síntoma, por lo que es fácil pasarlos por alto.
Cuando aparecen suelen ser leves, y pueden incluir:
Estos síntomas muchas veces pueden confundirse con síntomas de Gonorrea o Mycoplasma.
Como es una enfermedad bacteriana, se aplicará un antibiótico junto con algunas medidas antiinflamatorias.
Siempre se recomienda repetir la prueba para comprobar que la bacteria se ha erradicado.